Son numerosas las publicaciones científicas que destacan la importancia de la Vitamina D en nuestra salud por su implicación en numerosos procesos metabólicos.
La función fisiológica más conocida de la vitamina D es el mantenimiento de unas concentraciones sanas de calcio y fósforo en el cuerpo, tanto a nivel intracelular como extracelular. La vitamina D favorece la mineralización y la formación de hueso y resulta esencial para el desarrollo de un esqueleto fuerte y sin problemas.
Su deficiencia durante el crecimiento conduce al raquitismo, enfermedad que aparece en niños y se caracteriza por un crecimiento ralentizado con deformación de los huesos largos. Los huesos se deforman bajo el peso y las piernas quedan arqueadas hacia adentro o hacia afuera. Durante la edad adulta es responsable de la osteomalacia, afección similar al raquitismo que se da en adultos y va acompañada de debilidad muscular (miopatía) y de los huesos y que causa, por ejemplo, dificultades para subir escaleras o levantarse de una silla. Los bajos niveles de vitamina D afectan al recambio óseo, disminuyendo la densidad ósea, y se asocian con un mayor riesgo de fractura.
En las últimas dos décadas se ha acumulado gran evidencia científica sobre la importancia de la vitamina D gracias a los hallazgos del Receptor de la Vitamina D(VDR) y la enzima activadora 1-α-hidroxilasa (CYP27B1) que se expresan en más de 30 tejidos diferentes, no sólo en el tejido óseo y renal, sino también en el intestinal, el cerebral, el mamario, el prostático, el pancreático, las plaquetas y en varias células del sistema inmune como los linfocitos, por lo que la vitamina D está implicada en el control la función inmune.
Debido a esta participación en multitud de funciones fisiológicas, se ha comprobado la asociación entre el déficit de la misma con muchas enfermedades agudas y crónicas, incluyendo alteraciones en el metabolismo del calcio, algunos cánceres, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, obesidad, enfermedades inmunitarias (cómo esclerosis múltiple, psoriasis, etc.), enfermedad inflamatoria intestinal, hipertensión arterial (HTA), y enfermedades infecciosas.
Fuentes de vitamina D
La primera fuente y la más importante es la exposición solar, de la que se obtiene hasta el 90% de la vitamina D.Si no hay una exposición suficiente al sol se convierte en un nutriente esencial y pasa a ser importante el aporte a través la dieta. Aunque la producción propia es muy superior a la cantidad aportada por la alimentación por lo que la radiación ultravioleta, de la luz del sol ,es la fuente más importante de vitamina D con diferencia.
El organismo puede elaborar vitamina D3 (colecalciferol) en la piel a partir de un metabolito del colesterol (el 7-dehidrocolesterol) bajo la influencia de la radiación UV-B de la luz solar. El cuerpo tiene una gran capacidad de síntesis de vitamina D3, si te expones al sol, tumbado en bañador, hasta la aparición de un ligero enrojecimiento de la piel (eritema) harás subir los niveles de vitamina D3 en sangre tanto como si tomases de 10.000 a 25.000 UI (de 250 mcg a 625 mcg) de vitamina D en un suplemento alimentario.
Existen muy pocos alimentos constituyen una buena fuente de vitamina D, sólo el pescado azul y los aceites que se obtienen del pescado (en particular el aceite de hígado) contienen una cantidad relativamente alta en comparación con otros productos:
Salmón salvaje 25 microgramos por cada 100 gramos.
Salmón de acuicultura 10 microgramos por cada 100 gramos.
Arenque 15 microgramos por cada 100 gramos.
Yema de huevo contiene más vitamina D que muchos otros alimentos, pero las cantidades son aún así insignificantes (raramente superiores a 1,25 microgramos por yema).
SUS PRINCIPALES FUNCIONES
1 – Controla los niveles de neurotransmisores y desempeña un papel en la mejora de la sensibilidad de los receptores de los neurotransmisores. También interviene en la activación de vías de transducción de señales. El cerebro es uno de los órganos fetales tempranos más importante en desarrollar, y algunas evidencias sugieren que Vitamina D, debido a su papel biológico en la génesis del desarrollo cerebral del feto, puede afectar las funciones cerebrales fetales e influir en el neurodesarrollo posterior.
Los niveles bajos Vitamina D ya en el segundo trimestre del embarazo, puede estar relacionado con resultados adversos del desarrollo neurológico de la descendencia, afectando a habilidades lingüísticas y específicamente al desarrollo motor (en concreto en el 1º a 5º año de vida). La cantidad de sustancias relacionadas con la vitamina D en la leche materna es destacadamente baja y depende fuertemente del nivel de esta vitamina en la propia madre.
2 – Presenta un importante papel como regulador transcripcional de la expresión de un número de genes vitales para el desarrollo del cerebro y parece tener un papel en la protección del cerebro mediante la regulación de varios factores neurotróficos.
3 – Protege durante la inflamación interviniendo el el bloqueo de efectos tóxicos en el cerebro a través de la producción de proteínas.
4- Desempeña un papel en el control de la excitabilidad neuronal y el “ajuste fino” de los circuitos neuronales importantes en relación con la memoria, la cognición y el comportamiento.
5 – Papel en la secreción de insulina.
6 – Papel importante de vitamina D como un inmuno-modulador, aumentando la capacidad del sistema inmune innato para luchar contra los patógenos.
Los FACTORES que influyen en la cantidad de radicación UV que llega a nuestra piel y que tienen un gran efecto en la producción de vitamina D son:
1. CLIMATOLÓGICOS
- Estados de humedad, nubosidad, polvo, humo y/o ozono en la atmósfera reducen la cantidad de UV-B que llega a la tierra. En zonas de gran altitud, como las montañas, la luz del sol tiene una fuerza considerablemente mayor que a nivel del mar, porque la distancia que recorren los rayos por la atmósfera es más corta y el aire está más limpio.
- El grado de latitud/ángulo de incidencia de los rayos del sol: En la medida en que los rayos del sol tienen que atravesar más espacio en la atmósfera, pierden fuerza.
2. HÁBITOS o CONDUCTA relacionados con el sol
- Estilo de vida: Las personas que evitan totalmente el sol tienen riesgo de deficiencia de vitamina D incluso en verano. O personas que viven y trabajan principalmente en interiores.
- Cristales: Los cristales, tanto de viviendas como de los vehículos, reflejan la radiación UV-B, incluso en verano.
- Cremas contra el sol: La aplicación de cremas contra el sol con un factor de protección 8 hace bajar la producción de vitamina D3 un 97,5 %. El factor de protección 15 la frena en un 99 %.
3. ESTADO de la piel
- Pigmentación de la piel: La melanina de la piel funciona como protección natural contra las quemaduras solares, pero al mismo tiempo limita la velocidad a la que se puede producir vitamina D. La síntesis de la vitamina se produce de manera más lenta en personas con una piel de color oscuro que en personas de piel clara.
- Envejecimiento de la piel: Con la edad la piel se vuelve más delgada y se reduce su capacidad de producir vitamina D.
4. ESTACIÓN del año
- En verano (mayo-septiembre) a mediodía, con cielo despejado y aire claro, una persona de piel tipo 1 (blanca) que se tumbe al sol simplemente con un 25% de su superficie corporal al descubierto en pocos minutos de exposición producirá unos 25 microgramos (1000 UI) de vitamina D.
- En invierno (noviembre-marzo), es imposible en cualquier circunstancia mantener un nivel suficiente de la vitamina exclusivamente con ayuda de la luz solar.
Necesidades y niveles de vitamina D
Las necesidades de vitamina D a través de la alimentación dependen fuertemente de la cantidad de irradiación UV-B a la que nos exponemos. Por tanto, es difícil presentar recomendaciones generales válidas.
Recientes estudios destacan la importancia de la vitamina D en la protección contra muchas enfermedades y trastornos comunes, tales como el cáncer, enfermedades coronarias, enfermedades autoinmunes, trastornos musculoesqueléticos, fracturas, infecciones, depresión y diabetes.
La exposición sensata la luz del sol es el mejor camino, más barato y más seguro para obtener la vitamina D, pero para muchos, la suplementación es el camino a seguir.
Los expertos y de la mayoría de las sociedades científicas relacionadas con el tema consideran niveles inferiores a 20 ng/ml como deficientes, insuficientes entre 21-29 ng/ml y suficientes a valores >30 ng/ml, siendo el rango entre 40-60 ng/ml el preferido, y considerando intoxicación por vitamina D a valores superiores a 150 ng/ml.
La mayoría de la evidencia actual apoya la hipótesis de que los niveles en sangre adecuados de vitamina D por encima de 30 ng/mL (> 75 nmol /L) mejora los aspectos metabólicos de sensibilidad a la insulina, la diabetes, el síndrome metabólico y la obesidad.
25(OH) vitamina D (ng/ml) | 25(OH) vitamina D (nmol/l) | Diagnóstico |
<20 | <50 | Deficiencia de vitamina D |
20-30 | 50-75 | Insuficiencia de vitamina D |
>30 | >75 | Niveles suficientes de vitaminaD |
Las dosis de vitamina D que por lo general se prescriben entre 1000 y 5000 UI/día o 50.000 UI dos veces al mes, lo que permite mantener niveles séricos por encima de 30 ng/ml (75 nmol/L).
Puede usarse como indicador el nivel de parathormona (PTH), ya que el nivel de vitamina D es demasiado bajo cuando sube el de PTH. Atendiendo a los niveles de parathormona se suele fijar el nivel deseable de calcidiol en al menos 75 nmol/l. Por debajo de una concentración en suero de 75 nmol/l, el organismo compensa el efecto insuficiente de la vitamina D sobre la gestión del calcio incrementando los niveles de PTH. Además con un nivel de vitamina D por debajo de los 75 nmol/l la absorción de calcio en el intestino se ve frenada.
En la práctica numerosos grupos de población parecen tener grandes dificultades para mantener un nivel suficiente de la vitamina. Entre los grupos que sufren riesgo de deficiencia de vitamina D están los mayores de cincuenta años, los niños, las embarazadas, las personas con piel de color oscuro y las que salen poco al exterior o llevan prendas que les cubran completamente.
No obstante, también entre adultos jóvenes sanos se presenta muchas veces un nivel insuficiente. Si el límite para determinar un bajo nivel de vitamina D se establece en 50 nmol/l, alrededor del 36 % de los jóvenes (18-29 años) años muestra un nivel demasiado bajo, cifra que subiría a un 42% entre las mujeres de piel oscura de entre 15 y 49 años. En Europa presentan un nivel excesivamente bajo de vitamina D un 28-100 % de los adultos sanos y un 70-100 % de los hospitalizados.
La recomendación de consenso mundial respecto de Prevención y Gestión de raquitismo sugiere la suplementación con un mínimo de 400 UI/día de vitamina D para todos los lactantes desde el nacimiento y asegurar una ingesta de al menos 600 UI de 12 meses en los grupos de riesgo.
David Mariña Rodríguez
Fisioterapeuta, Enfermero y Osteópata C.O.
Máster Oficial en Condicionantes Genéticos, Nutricionales y Ambientales del Crecimiento y Desarrollo
Especialista en Psiconeuroinmunología Clínica
Postgrado Universitario de Experto en Fisioterapia Manipulativa Articular
Postgrado Universitario de Especialista en Fisioterapia del Deporte
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